Sus lágrimitas saladas recorrían la dulce piel color durazno que eran sus mejillas. Sus pupilas color miel no contaban con la nitidez necesaria como para distinguir su escasa sombra figurada en el espejo. Contemplaba a un ser nebuloso mirando el cristal. Se pregunto si la veía borrosa por el llanto que la cegaba sutilmente o por que así se sentía. Y es que no lo lograba superar. Pensaba en él y rebobinaba su vida hasta encontrarse con los momentos en donde su compañía dominaba su esencia. Y se imaginó lo que seria si estuviera aun allí, con ella, a su lado. Lo hubiera dado todo, hasta lo finito del infinito porque no la hubiera abandonado. Pero el era egoísta, y así como decidió marcharse de su vida, de su mundo, también decidió que no merecía ni siquiera la respuesta a esa pregunta tan detonante a la que se aferraba por dentro "que fue más importante que toda una vida, una creación bella que necesitaba su amor? que fue tan importante como para merecer su partida?" Si, un egoísta solitario pero real. Y ahora ella se encontraba atrapada entre las cuatro paredes de sus recuerdos con una única frase en sus labios ..
- "yo perdono, pero nunca olvido"
No hay comentarios:
Publicar un comentario